Calculadora de IVA para Inmuebles

Calculadora de IVA para Inmuebles
Se calculan los importes SIN IVA, EXENTOS, GRAVADOS al 5% y el 5% de IVA SIN GRAVAR
Monto Total:
Coeficiente Divisor: 1,015
Importe sin IVA: 0,00
Importe Exento: 70% 0,00
Importe Gravado al 5%: 30% 0,00
5% del IVA s/Gravar: 5% 0,00

Forma parte de nuestra Red

Espacio dedicado a temáticas: Contabilidad, Economía, Finanzas, Orientación laboral. Tecnología 5.0 Información sobre el mundo de Hoy. Aprender de manera fácil y práctica.
"Juntos por una Educación Mejor"

Seguidores de Sitiocontable

Busqueda recomendada

Te recomendamos utilizar el buscador del sitio para encontrar lo que estas buscando.

Sabes como funcionan los bancos

El mayor fraude es aceptar que los banco s creen dinero de la nada.Perdón por decir estoy pero, la  Mas grande incluso que el engaño de las religiones.


Pide al Universo y se los Concedera

Buen día Señores Contadores/as:

Espero que estén bien, se que están con su arduos trabajos, solo quiero compartir con ustedes un minuto de sus valiosos tiempos.

Sé que el trabajo de los Contadores es tan estresante que algunas veces ya no aguantamos el cansancio  que tenemos encima nos afligimos, nos desesperamos.

Y solo te pido y pon en práctica esto:
Cierra tus trabajos por 15 minutos, busca un lugar en donde te sientas bien, y respira profundamente 3 veces y comienza a pensar en cosas positivas.
Y di: Me AMO MUCHO, SOY LINDA/O, EL DIA ES HERMOSO, LA NATURALEZA ES HERMOSO, EL SOL ES HERMOSO CON SUS RAYOS RESPLANDECIENTES, EL AIRE ES HERMOSO, LA TIERRA ES HERMOSA, Y TODO LO QUE TU PUEDAS VER A TU ALREDEDOR QUE ES HERMOSO. Listo ya Cargaste toda tu energía positiva, ahora  abre tus ojos y mira  las cosas hermosas que hay  a tu alrededor, regala una sonrisa de corazón.

Y veras como todo lo  hermoso  que recibirás en el día,   en el transcurso de la semana, del mes, de los  años, y si quieres aún recibir más cosas hermosas, solo pide corazón y deséalo con todo tu corazón y verás que esa fuerza positiva que envías al UNIVERSO te concederá.
SOLO TU debes hacer eso.

Y si te funciona Entonces: Agradece al UNIVERSO por lo que te DIO, haciendo, dando, ayudando de corazón las cosas y verás la ABUNDANCIA que tendrás día a día no olvides esto,
PIDE Y SE OS CONCEDERA, PERO AGRADECE ESTO PARA SENTIRTE FELIZ CONTIGO MISMO/A.Y NO PERMITAS QUE NADIE CAMBIE ESTO POR MAS FEO QUE SEAN LAS COSAS O LOS OBSTACULOS QUE  ESTAS PASANDO, TU SOLO SONRIE.

ES MI EXPERIENCIA, QUE DESEO TRANSMITIR DE CORAZÓN    A VOSOTROS PORQUE ES ALGO INEXPLICABLE.

LES DESEO UN HERMOSO DIA Y QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS/AS.

ESPERO SUS COMENTARIOS….

Sabiduria de los pueblos indígenas

"Debemos aprender a tener más humildad y reconocer que no estamos haciendo las cosas bien"

 Jerry Mander es una de las voces críticas más destacadas de cuantas se alzan actualmente contra la globalización económica y tecnológica, cuya cara oculta se esfuerza por poner de manifiesto. Su pedagógica visión adquiere un interés y un valor adicional si se tiene en cuenta que es la de alguien que ha triunfado trabajando por y desde el “sistema”: no sólo es economista sino que, inicialmente, en su pasada actividad laboral, demostró ser un destacado profesional en el campo de la publicidad. Su paso “al otro lado” fue paulatino: siendo presidente y copropietario de una destacada agencia de publicidad, no dudó en disolver su negocio para crear la primera agencia de publicidad y relaciones públicas sin ánimo de lucro; posteriormente, en 1977, publicaría su primer libro, Cuatro buenas razones para eliminar la televisión, en el que defiende su pionera y atrevida posición: la necesidad de erradicar totalmente la televisión de nuestras vidas.

Desde entonces se ha revelado como uno de los más acerbos críticos de la tecnología en tanto que fuerza peligrosamente homogeneizadora y determinista al servicio de los intereses del mercantilismo. Actualmente Jerry Mander es director del Grupo de Estudios Ecológicos del Elmwood Institute de Berkeley, director del Foro Internacional sobre la Globalización y director del programa para la megatecnología y la globalización en la Fundación Deep Ecology. En uno de sus últimos libros publicados, En ausencia de lo sagrado (1995), Mander nos transmite su fascinación por los pueblos tribales. Ya en los años 60 y 70 había tomado contacto con la defensa de los intereses de las tribus de Micronesia y de los indios hopis en EEUU, encuentros que le llevaron a profundizar en su conocimiento de los grupos indígenas de todo el mundo y a luchar activamente por su derecho a la existencia. Según Mander hay unos principios básicos –extraídos de la sabiduría de estos pueblos– que nos serían necesarios para asegurar nuestra supervivencia.
Usted afirma que los medios de comunicación son una gran parte del problema. ¿Piensa que esos medios podrían desempeñar un papel importante si los utilizásemos de manera correcta? 

Creo que los medios de comunicación tienen ciertas características que no permiten que se los utilice de manera correcta. Los medios no son tan neutros como se suele pensar. La gente cree que la información que nosotros facilitamos va a tener la misma influencia que la información proporcionada por las fuerzas que controlan el sistema, pero desgraciadamente no es así. La tecnología centralizada es más adecuada para las grandes empresas, pero es mucho más difícil que usted o yo podamos enviar un mensaje a través de ese medio. Creo también que ciertos medios de difusión, por ejemplo la transmisión de imágenes a través de la televisión, no proporcionan un sentimiento directo de la naturaleza. Más bien promueven la pasividad. No creo que sea un instrumento tan potencialmente útil como piensa la gente. Sería preferible no disponer de él.

En cuanto a Internet, me resistí a este medio durante mucho tiempo, pero sí creo que tiene mucho que ofrecer. Realmente pienso que el mundo sería un lugar mejor si Internet no existiese y si nuestra dependencia de los instrumentos tecnológicos fuera menor. En la actualidad, la globalización de la conciencia que se desarrolla mediante la tecnología está cambiando la manera de pensar de las personas, y no necesariamente en sentido positivo.

Si tenemos en cuenta la realidad a la que nos enfrentamos, toda esa selva de la globalización, con las grandes empresas y todo ese tipo de cosas, Internet ha sido una herramienta muy beneficiosa para organizarse, resistir y dar a conocer nuestro mensaje. Es por eso por lo que debo reconocer su efectividad. Y ESO AMIGOS/AS  A MI ME CONSTA PORQUE ASI YO LO ESTOY APLICANDO

De todos modos, al margen de la utilidad que pueda tener para nosotros, no hay que olvidar el sistema global, la apropiación del espacio, los misiles nucleares, el aparato informativo, la vigilancia, los grandes intereses comerciales… las grandes empresas pueden pulsar un botón y mover 500 millones de un banco a otro. Utilizan Internet con una habilidad, un alcance y un poder como jamás lo haremos nosotros. Es una buena herramienta para nosotros, pero es mejor para ellos.

¿Cómo es el mundo natural para el hombre indígena?

Ellos mismos son ese mundo natural. No existe diferencia entre el mundo natural y las personas, las plantas y los animales, puesto que también éstos forman parte de la familia. Se relacionan con ellos con un respeto absoluto y desde una perspectiva de plena igualdad. Están en todos sus pensamientos, en sus rezos y en sus tareas diarias. Forman parte permanente de su filosofía, de su forma de vivir sobre la tierra. La naturaleza es el principal valor de la vida.

Según estas tradiciones ¿qué lugar debería ocupar el ser humano dentro de la creación y cuál debería ser su relación con todas las cosas, animales, plantas, piedras…?

 Esa relación debería estar al margen de toda jerarquía. No somos los dueños de la naturaleza: eso es lo que opina la mayoría de los indígenas. Consideran que la naturaleza es un bien común. No se creen dueños de sus tierras, no existe la posesión individual de nada. Hay una posesión colectiva de la naturaleza, puede haber pequeñas variaciones de unas comunidades a otras, pero la mayor parte de las decisiones se toman siempre de forma comunitaria y no individual.


En la conferencia que usted dio hace unos días, hablaba de la actual crisis ecológica y de cómo esta crisis forzará una transición hacia nuevas tendencias económicas y un nuevo orden socioeconómico. ¿Cómo cree que será ese futuro?


Es difícil predecir eso, pero muy probablemente será militar. La otra noche dije que todos los supuestos de la sociedad industrial, la acumulación de comodidades, el capitalismo, la globalización, están fracasando y van a estallar. Toda esa forma de vida está basada en la utilización desmedida de los recursos del planeta. La crisis del petróleo es sólo la primera de sus consecuencias: el petróleo escasea, los precios suben y su calidad empeora. Casi todo lo que nos rodea en esta sala, por ejemplo, está hecho de plástico, los coches necesitan petróleo... toda la ciudad y el mundo entero necesita petróleo para funcionar.

Y todo esto se debe a que era un recurso abundante, que hemos gastado en 50 o 60 años, y no hay nada que pueda reemplazarlo de manera efectiva. Las energías alternativas, solar y eólica, son buenas opciones pero no tienen la capacidad de sustituir, en la misma escala, la aportación del petróleo. No hay sustituto. La única alternativa con potencial suficiente es la energía nuclear, pero es cara y plantea problemas con relación al terrorismo y los residuos. La energía nuclear suscita tal cantidad de problemas irresolubles, que nunca podrá sustituir al petróleo. Por eso, todo el funcionamiento actual de las industrias, las cosas que utilizamos en la vida cotidiana, o las comodidades a que estamos acostumbrados como coches o sistemas de transporte, todo eso se va a acabar. Estoy seguro de ello, es sólo una cuestión de tiempo, cinco, diez... puede que veinte años. Como ya se está viendo en este momento, la crisis económica del mundo tiene su fundamento en este problema, y la situación va a empeorar.

 La necesaria transición deberá orientarse en el sentido de una reducción energética. Nuestro objetivo es encontrar una fuente de energía que sustituya al petróleo y todo lo que sale del petróleo, para poder mantener el nivel de funcionamiento que tenemos ahora. Pero eso va a ser imposible, el sistema se va a desinflar. No podremos mantener el mismo ritmo y eso creará auténtico pánico. El único remedio es pasar a una economía con un consumo energético inferior y con menos necesidad de materias primas. Hay que dejar de explotar la naturaleza para producir bienes de consumo que se venden en los mercados mundiales y que deben viajar a través de los océanos. Este transporte de productos y materiales es una de las causas fundamentales del problema.

La solución está en producir a nivel local para un uso local, es decir, reducir los pasos del proceso económico. Tradicionalmente la gente cosechaba y consumía su propia comida o se la daba a los vecinos: ése era el sistema comunitario. Ahora ni siquiera se siembra porque las grandes empresas lo han invadido todo. Lo que era comida local son ahora flores, café o cosas que se van a exportar a varios miles de kilómetros del lugar en que se cultivan.

Y mientras todo esto ocurre, la gente se va de sus tierras, no producen alimentos, y tienen que comprarlos. Esto funcionaría si las cosas estuvieran baratas, pero no es así y además escasean. La solución pasa por la producción local y por un consumo inferior; disminuir el transporte de materiales, reducir el consumo de energía y establecer sistemas comunitarios: en definitiva, ésa será la única solución.


¿Y las ciudades?



Las ciudades tienen un grave problema, especialmente las grandes ciudades como Nueva York o incluso Madrid. Los alimentos no se producen localmente, todo se basa en el sistema energético. El petróleo es sólo la primera dificultad. El agua es un problema aún mayor. España no tiene agua, el sur se está convirtiendo en un desierto y no hay agua ni siquiera en Barcelona. Todo esto que está ocurriendo lo denominamos la “triple crisis”, porque incluye tres aspectos relacionados: el cambio climático, el agotamiento del petróleo y la disminución de los recursos. Ésta disminución incluye el agua y el petróleo, por supuesto, pero también las selvas, la fauna marina, la biodiversidad, las especies biológicas de todo tipo y minerales como el carbón, el zinc y el oro, además de otros materiales diversos de origen natural. El sistema en su conjunto carece de los materiales básicos que precisa, lo que se combina con la “triple crisis”. Debemos ir exactamente en la dirección opuesta de la que estamos siguiendo ahora.

Los cambios que deberíamos hacer, la manera en que se debería funcionar, no es algo tan difícil de imaginar. En mi charla apunté ciertas cosas que tendríamos que hacer. La transición de un sistema a otro es lo más difícil y ahí es donde puede aparecer el caos.

Hay dos caminos: o somos conscientes y tomamos decisiones conscientes, o se impondrá la salida militar y llegaremos al fascismo.

¿Podemos entonces encontrar respuestas en la sabiduría de los pueblos indígenas, puesto que refleja la experiencia de unos seres humanos que han logrado sobrevivir durante miles de años en armonía con el medio?


Hay un proceso que seguir en esa dirección, un proceso relacionado en muchos aspectos con la vida de esos pueblos, puesto que vamos a tener que cultivar nuestra propia comida: y me refiero a nosotros, a personas como usted o como yo. El que tenga un jardín tendrá que cultivar, no podrá utilizarlo para plantar flores. En las ciudades las gentes tendrán que hacer huertos en las terrazas o en las azoteas, y quienes viven en los suburbios tendrán que juntarse con otros vecinos y convertir los solares en granjas. Vamos a tener que estar más en contacto con la fuente de nuestro sustento. Habrá más relaciones comunitarias, mayor cooperación, más productividad, asociaciones más próximas y economías comunitarias. Todo eso es más parecido al sistema indígena, pero no es exactamente lo mismo.

¿Hemos perdido la sabiduría?

No, la sabiduría no es algo tan complicado. En lo referente a la alimentación, podemos estudiar sus formas de vida. Pero me resisto a pensar que vayamos a convertirnos en indígenas porque ser indígena supone la integración en la naturaleza con un sentido de conexión y estabilidad, supone identificarse con ella como si de una relación familiar se tratara. Eso va a ser muy difícil; podemos observar a los indígenas e intentarlo, pero va a ser muy duro porque no nos rodea mucha naturaleza. En las ciudades es invisible y en el campo, cuando se ve el paisaje desde el tren, todo parece muy natural, pero no podría soportar a tal cantidad de gente.

Lo más importante es darnos cuenta de que hay cientos de millones de personas en el mundo que todavía tienen una relación equilibrada con la naturaleza, que están integrados y que cooperan con ella en sus tareas diarias de manera sostenible, lo que les permite una supervivencia continua.


Pensar que vamos a vivir de esa manera es contraproducente porque no podemos vivir así. Lo que podemos hacer es descubrir formas de vida sostenibles y aprender lo necesario para que la tierra nos enseñe cómo necesita que la tratemos. Está bien que otros nos enseñen eso, pero realmente sus conocimientos son muy específicamente suyos. Los indígenas de la Amazonía, por ejemplo, tienen conocimientos distintos a los del norte de Canadá. Es un contexto diferente.


¿Existen pueblos y culturas indígenas que hayan vivido durante milenios en armonía con la naturaleza y que, por voluntad propia, no hayan crecido más de lo que su entorno podía soportar?

Por supuesto; 350 millones de personas viven en relación con la tierra. No tienen crecimiento de población porque eso forma parte de su saber. En algunos lugares no pueden tener hijos hasta los 25 años o más tarde, y en otros sitios no está bien visto tener más de un hijo. Hay lugares donde el sistema alimenticio determina cuantos hijos se pueden tener. Son conscientes de cómo interactuar y la sociedad es consciente de los límites de su territorio. En la Amazonía utilizan anticonceptivos y los nómadas controlan el número de hijos que tienen porque pueden suponer una dificultad para sus desplazamientos.

Entonces hay culturas que conviven con la naturaleza y que demuestran que el hombre puede vivir en armonía con ella...

Desde luego, hay muchas culturas que viven en armonía con la naturaleza. Recientemente se hace más difícil porque pocos han logrado mantenerse apartados de las intervenciones de nuestra sociedad. Por eso trabajamos tanto para aprobar la declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los indígenas, que les permita rechazar ese tipo de intervención. Hasta ahora los indígenas no tenían derechos puestos por escrito para decidir si alguien podía o no entrar en sus tierras; no podían decir “aquí no se construye una presa, ni se excava en busca de petróleo; no se destruye la selva, o no se roban los minerales de la tierra”. Eso es biopiratería.

Por primera vez, tras más de 25 años de lucha, las Naciones Unidas aceptaron esa resolución llamada “Declaración de Derechos de los Indígenas”. Es un documento muy importante, aunque la mayor parte de la gente no conozca su contenido.

¿Y garantiza esa Declaración la salvaguarda de sus derechos?, ¿funciona realmente?


En la práctica, las cosas son más difíciles. Muchos países lucharon 20 años en contra de este documento, especialmente aquellos que querían explotar los recursos: Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Inglaterra –son cinco países anglo-coloniales– y también Rusia y otros países europeos. Lucharon como fieras para que esos derechos no fueran reconocidos, lo cual nos indica que el documento sí tiene poder. Es el mismo tipo de documento que la “Declaración de los Derechos Humanos” de la que tanto se habla. Se piensa: “eso va en contra de la Declaración de los Derechos Humanos y por tanto sería mejor no hacerlo”; es exactamente el mismo caso, aunque no tiene poder coercitivo, de modo que los militares no van a ir y proteger a nadie porque exista esa declaración.



La Declaración establece un código moral, un criterio que dice qué es correcto y qué no. Es un gran paso. Si ahora alguien intenta invadir tierras indígenas o algún país decide buscar petróleo donde haya indígenas que no quieran que entren, se puede afirmar que va en contra de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Indígenas.

 ¿Cree usted que el nuevo futuro del que estamos hablando pasa por la no posesión?

Creo que en el mundo indígena no hay, en general, sentimiento de posesión. Esto no es cierto de todos los sitios –y siempre pensamos en ejemplos como los mayas o los aztecas, que se parecen más a nosotros– pero la gran mayoría, el 95% de las culturas indígenas, no tiene ese sentimiento de posesión individual. Lo tienen por ejemplo cuando construyen una casa o en relación con los objetos personales, pero en cuanto a la tierra, nadie es dueño de ella. La posesión de los árboles y la naturaleza es colectiva y las decisiones se toman por toda la comunidad. Todo es un bien común, es decir opera de manera comunitaria. Es fundamental que eso lo aprendamos también nosotros. Ya tenemos conceptos útiles como el de bienes utilizables de forma comunal en la Europa occidental, el concepto inglés, que puede y debe ser resucitado. Una de los grandes problemas de la globalización es que privatiza bienes comunes, convirtiéndolos en propiedad de sociedades anónimas.

Existen determinados ritos y costumbres en los pueblos indígenas que “regulan” la forma en que el ser humano debe relacionarse con la naturaleza y con el grupo. ¿Podría destacar algunos de esos códigos y sus enseñanzas para el hombre de hoy?


Su actitud es de agradecimiento hacia el Gran Espíritu. Dan gracias a los animales cuando los sacrifican e intentan crear una relación de reciprocidad entre ellos mismos y la naturaleza.



En ese sentido, creo que el actual problema con el medio ambiente refleja el problema del hombre: existe una ausencia de lo sagrado en su propia vida y en su manera de tratar a los otros. No hay sentido de la reciprocidad, que es la esencia de la vida. Para mí eso es lo que significa la trascendencia, tú perteneces a algo, eres parte de algo.


En cuanto a maneras de gobernar y a formas de hacer las cosas, hay un capítulo en mi libro (En ausencia de lo sagrado] en el que expongo que el sistema norteamericano de gobierno es una copia, una versión distorsionada de la Gran Ley de los iroqueses. Incluye todos los aspectos de la legislatura, que los estadounidenses trataron de copiar en su Constitución. Aunque trataron de distorsionarlo un poco, muestra todos los elementos del sistema de gobierno de ese pueblo indígena.

Cuando se escribió la Constitución americana en los años setenta, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson y todos los grandes héroes de la revolución norteamericana vivían en ciudades como Filadelfia, que tenía 4.000 habitantes y estaba rodeada de millones de indios; Nueva York tenía unos 10.000 habitantes. Todo entre Nueva York y Filadelfia eran indios. Y la ciudad de Washington tenía menos de 2.000 habitantes y algunos otro tenían que llegar a acuerdos con los indios, sentarse con ellos, hablar con ellos. Los conocían bien y escribieron libros sobre ellos. Madison escribió libros sobre leyes indias, y Thomas Jefferson y Benjamin Franklin hacían referencias constantes a las leyes de los iroqueses. Estuvieron con ellos y las estudiaron.


No querían destruir ese código de leyes, querían aplicarlo a lo que estaban haciendo. Copiaron la manera en que una asamblea legislativa hace esto, otra hace lo otro, y así construyeron una idea global de un sistema federado que está sacado directamente de la Gran Ley iroquesa. Los iroqueses eran seis naciones que juntas formaban una federación y esa Gran Ley regulaba la federación. Cada una de esas naciones era independiente y tenía su propio sistema legislativo, había una asamblea de mujeres y otra de hombres, y una tercera asamblea tenía otras funciones de integración. Todas las decisiones tomadas, a todos los niveles, eran fruto del consenso. Si no se llegaba a un acuerdo en una asamblea, se seguía hablando del tema sin prisa. Se llegaría a un acuerdo y si no, dejaban pasar el asunto. Eso sólo era un problema en caso de guerra, pues entonces había que actuar más deprisa.


Las decisiones se tomaban de manera colectiva, y, una vez tomadas, se iba a otra reunión donde se trataban otras legislaciones a nivel nacional que también tenían que ser discutidas. Todo era muy complejo pero siempre se alcanzaba un consenso. Otro libro sobre este tema es Chiefs without Stakes.

¿Es posible que los indios sigan viviendo su cultura tradicional en estos tiempos de progreso globalizado?


Sí, siempre que existan suficientes mecanismo de protección que lo permitan. Todos aquellos que siguen vivos y viven de manera integrada prefieren que les dejemos en paz. Sólo cuando los marean empiezan a negociar y a cambiar sus maneras de ser. Es muy complicado. Si vives en plena naturaleza y llega alguien con un rifle que puede matar un animal que está a 300 metros, eso puede parecer algo bueno. Debes tener acceso a la tecnología para poder ver su lado negativo. Esa pequeña cosa o la cosa que puede cortar un árbol, o la electricidad, por ejemplo, todo eso tiene evidentes ventajas la primera vez que lo ves, pero, claro está, esa primera vez no puedes hacerte una idea de todo lo que ello implica. Naturalmente la gente pensará ¿por qué no?, ¿por qué no podríamos utilizarlo? Es la tentación inmediata. Todos están expuestos a ella, tal y como lo estuvimos nosotros. Estamos sufriendo las consecuencias y ahora empezamos a darnos cuenta de cuáles son.



En general, no se les está ofreciendo nada. Están siendo invadidos, se están cortando los árboles, se construyen carreteras y presas, en todo el mundo se están haciendo cambios físicos y eso les está afectando.



Ahora se están organizando. Se aprobó la Declaración y con ella se han obtenido algunas victorias.



¿Que puede aportar el conocimiento tradicional de los pueblos indígenas a la crisis medioambiental?


Le voy a contestar en dos partes. Primero, la pregunta es errónea. Habría que preguntarse más bien qué podemos hacer para evitar que desaparezcan. Eso es lo mejor que podemos hacer por la tierra, apoyar a las comunidades que ya viven de la forma correcta. Podemos aprender sus valores básicos, es lo que hemos estado hablando. Actuar a pequeña escala, a nivel local, comunitario, en una integración con el medio ambiente, con sentido de hermandad para con las otras criaturas del mundo. Debemos tener un sentido de respeto y del límite, permanecer en una escala que no domine el medioambiente, mantener el sentido colectivo. Sería muy conveniente aprender de ellos y ver que todo esto es lo opuesto a lo que somos ahora. Significa que debemos aprender a tener más humildad y reconocer que no estamos haciendo las cosas bien.